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Diabulimia, un TCA muy relacionado con la diabetes

Escrito por nutriciónalas6 el miércoles, 13 de noviembre de 2013 | 6:00:00


¡Buenos días! Mañana es el Día Mundial de la Diabetes. Por ello, hoy no voy a hablar de la diabetes en sí, ya que eso lo hicimos hace un año, podéis consultarlo pinchando aquí, no obstante profundizaremos en ella más adelante. De lo que hoy quiero hablar es de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) relacionado con esta patología.
Pues sí, a la larga lista de trastornos de la conducta alimentaria se suma la llamada Diabulimia.
La diabulimia es el resultado de un TCA unido en exclusiva a la Diabetes Mellitus tipo I de la siguiente forma:
Una persona insulinodependiente necesita administrarse insulina para que la glucosa transportada por el torrente sanguíneo, obtenida previamente de los alimentos, pueda entrar en  los tejidos del cuerpo y en ellos usarse como fuente de energía o almacenarse en forma de glucógeno o grasa. Si esta persona está obsesionada con su físico y quiere perder peso a toda costa, puede llevarle a decidir reducir u omitir la dosis de insulina que necesita. Así la glucosa se acumula en la sangre y se expulsa a través de la orina, dando como resultado la pérdida de peso.
En ese momento, y si no se trata, puede cronificarse y derivar en múltiples problemas, ya que a las consecuencias derivadas del TCA (falta de  menstruación, crecimiento y desarrollo lento  si  se da en la adolescencia,  problemas gástricos, dentales, de la piel, etc.), se le añaden las consecuencias de una diabetes mal controlada: infecciones, daños renales que pueden degenerar en diálisis, retinopatía que puede llegar a producir ceguera, pie diabético, neuropatías, entre otras.
Actualmente, los TCA parecen ser más frecuentes en personas con Diabetes tipo I que en la población general, empezando a producirse, generalmente, en la adolescencia y, aunque resulta un tópico, se da en la población femenina de forma predominante.
Como en la mayoría de TCA, al principio puede pasar inadvertido e incluso el propio paciente no es consciente de este problema. No necesariamente se producen las señales de alerta que por norma pueden indicar un TCA como la restricción alimentaria, los vómitos o el excesivo ejercicio. Veamos cuáles son sus claves:
  • Hemoglobina glicosilada consistentemente alta.
  • Hospitalizaciones frecuentes por cetoacidosis diabética (CAD). Debemos aclarar que los pacientes con diabetes tipo I deben administrarse dos tipos de insulina, una basal y otra de acción rápida. De esta forma, este problema puede no existir si la persona lo que manipula es la insulina de acción rápida pero mantiene la insulina basal.
  • Resultados poco fiables de los controles de la glucemia o ausencia de estos. Es posible que manipulen las tiras reactivas, decir que olvidaron el glucómetro, etc.
  • Menstruaciones irregulares o inexistentes.
  • Fluctuaciones de peso inexplicables.
  • Preocupación excesiva por su peso e insatisfacción con su imagen corporal.  Pueden pesarse varias veces al día y si observan algún aumento, tenderían a omitir insulina y, por supuesto, comidas.
  • Patrones de alimentación irregular. Pueden restringir alimentos, saltarse  comidas,  eliminar los dulces para perder peso. Estas restricciones pueden ir seguidas de un atracón, generando entonces sentimiento de culpa, de fracaso y aumentando su ansiedad. Entramos en el círculo vicioso típico de los atracones, tras esa sensación de fracaso y para compensar, vuelven a limitar la ingesta y/o evitar la insulina, y vuelta a empezar. Como ya hemos dicho, el objetivo  de las personas con diabulimia es bajar de peso y, aunque algunos pueden lograrlo y mostrar pérdida de peso en un período de tiempo, es sólo temporal ya que la conducta alimentaria errática tiende a ralentizar el metabolismo y es poco probable que la pérdida de peso se mantenga.
  • Malestar al tener que ponerse insulina ante otras personas.
  • Acopio de alimentos. La falta de insulina impide  la nutrición adecuada y esto genera hambre. Los pacientes pueden acaparar alimentos y comerlos en los  momentos que sienten hambre y no la controlan. Esto da como resultado sensación de culpa, sentimientos de fracaso, de pérdida de control, vergüenza y ansiedad.
  • Falta de conciencia del problema y de constancia en las citas con profesionales.
  • Depresión, ansiedad, cambios de humor y/o  fatiga.
Para poder tratar el problema hay que ser consciente de que este existe. Podemos identificar fácilmente el problema por la preocupación excesiva por el peso, pero no siempre es el centro del problema. Existen multitud de problemas a nivel psicológico que pueden derivar en un TCA desde una baja autoestima hasta conflictos familiares.
Por esto es importante no juzgar a la persona, mostrar las señales de que padece un TCA y hacer a la persona consciente de sus riesgos; no buscando el infundir miedo sino aportar el conocimiento y las herramientas necesarias para superar ese TCA. A veces, conocer el nombre de la enfermedad y saber que hay más gente que lo padece ayuda, da un empujón, para salir de ese agujero en el que están metidos.
Es imprescindible la colaboración de un equipo multidisciplinar (médicos, nutricionistas, psicólogos, etc.) en el que el paciente pueda apoyarse y además de ser tratado médicamente para controlar la diabetes, que puedan ser escuchados, que puedan expresar su frustración con el peso y problemas con la insulina. También es importante la existencia de una educación nutricional y de hábitos de vida saludables.
No sólo un equipo de profesionales es fundamental para la recuperación de estas personas. La familia también es importante, deben ser conscientes del problema y acompañar a la persona, sin presionar, en el proceso con el consecuente refuerzo positivo que esto lleva.
En conclusión, dados los múltiples riesgos que la diabulimia conlleva y que el riesgo de mortalidad es alto, siendo la edad media de muerte los 45 años. Es necesario prevenir y tratar lo más eficazmente posible. Por esto, se debe concienciar no sólo a pacientes sino a los profesionales sanitarios y a familiares fomentando la detección precoz del problema y poner en marcha las vías bio-psico-sociales para superar este problema con éxito.
Con esto me despido, nos vemos en el próximo post. :)
Realizado por Tamara Valencia Dueñas
Fuentes
Suplemento de La Razón, sección “A tu salud” del 03/02/2013.


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